miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ir en bici lloviendo

En este país -tal vez por no ser autóctona y no tener miedo al ridículo- cojo la bici aunque llueva sin ningún problema. El primer día fue un poco putada porque no llevaba ni gorro y me mojé. Nada del otro mundo, no llovía mucho. Sin embargo, esta semana ha estado lloviendo y lloviendo sin parar. Así que me puse el chubasquero.

Un chubasquero, por cierto, verde fosforito con letras fluorescentes en la espalda en la que se puede leer desde lejos Asociación De Idiotas Dispuestos A Superarse. Pero como en este país la gente no habla español, no pasa nada. Un chubasquero, por cierto también, que me compré cuando tendría unos 10 o 12 años en la fábrica de dicha compañía en Caspe porque me encantó y no me puse más. Ahora no me podría ser más útil.

Pues bien, ahí iba yo con mi chubasquero tan feliz. Pero al llegar a casa, llegaba como si me hubiera hecho un par de largos en los laguitos tan cucos que hay por la ciudad de aquí. Así que no podía ser. Mi nueva invención es la siguiente: me pongo una gorra debajo del chubasquero y así no me va tanta agua directamente a la cara (y consigo ver a dónde me dirijo) y, además, me he puesto unos plásticos a modo de faldita de tal manera que no llegue tampoco con las piernas caladas de agua.

La verdad es que el método va a tener que mejorarse mucho para ser un buen método, pero es la caña de España. Hasta lloviendo se va de cine por los carriles bicis de esta ciudad!!! Lo que no sé todavía es cómo lo hacen los autóctonos, que van sin gorro ni chubasquero ni nada y parece que no se les moja ni el pelo! Se echarán de esa cosa que se echaban las de natación sincronizada en las olimpiadas que olía a pescado???


No hay comentarios:

Publicar un comentario