miércoles, 13 de febrero de 2013

A dónde voy

Yo quería ser profesora de educación secundaria. Profesora de lengua castellana y literatura, no por ninguna razón en especial, sino por todas las razones del mundo que cualquiera pueda encontrar para ser profesora de esta odiada asignatura. 
Digo quería, no porque ya no quiera, sino porque no veo que pueda. No lo veo nada factible. ¿En 2 años quizás siendo MUY positivos? ¿4 años? La cosa va para largo. Y una cosa es tener la oportunidad dentro de 6 años y otra muy distinta es conseguirla dentro de 12. 
Me formé para serlo: terminé mi estúpida e inútil licenciatura de 5 años (sí, cuando en toda Europa son 3(4), yo me tengo que chupar 5 para además ser menospreciada); también hice una mierda de Máster obligatorio para ser profesor que no sirvió para nada más que para desplumarnos, estresarnos y hacernos perder el tiempo; es que hasta hice unos cursos horrorosos y aburridísimos solo por conseguir unos miserables puntos para las oposiciones! Hasta se me ocurrió estudiar inglés para tener más y más puntos! ¡¡¡PUNTOS!!! A la basura todo el esfuerzo. Gracias a dios me gusta esforzarme y estudiar, sino me arrancaba todos los pelos de la cabeza uno por uno. 

Probé suerte en Reino Unido encontrándome con una sociedad muy cerrada y un tanto racista. Bueno, quién no es racista, yo también tengo problemas contra todas las razas, especialmente contra la raza política española, esa de generaciones y apellidos de pura sangre. 
Ahora pruebo Dinamarca y las barreras son las mismas y diferentes a la vez. Lo que está claro es que lo que yo quería conseguir como profesora de lengua castellana y literatura no lo voy a conseguir nunca en ningún país que no sea el mío. O muy difícil lo voy a tener. 
Así que me toca replantearme todo lo que he hecho hasta ahora. La educación es una vía que se queda congelada para mí. Los idiomas no se acabarán nunca (espero), pero la filología hispánica... espero que me sirva de puente hacia algún sitio y no sea al final lo que todo el mundo me dijo: la cosa más inútil del mundo.

Cada vez que piso Maersk en Copenhagen me impresiona más, me da más envidia. Yo no estoy metida dentro del trabajo diario de 8 a 18, pero el ambiente es maravilloso. Desde luego no es la empresa privada que he visto siempre en España y que tan oscura y diabólica me parecía. Todo es tan blanco, tan limpio, tan pacífico, hay tantas sonrisas, unas máquinas de café ultramodernas y tantas cosas que hacer además de trabajar... que parece una empresa de BROMA. 

Y sin embargo me he enterado de que es un business internacional, algo que no debe tener nada que ver con un negocio español a los que yo estaba acostumbrada, ni siquiera se parece a esas empresas norteamericanas donde la gente solo se dedica a tres cosas: trabajar, trabajar más y trabajar mucho más. Tal vez deba intentar orientar aquello que me gusta... hacia el mundo real. Por una vez.

O volver a intentar ganar premios escribiendo y dibujando. Pero hace tanto ya de eso...




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