Como ya he dicho en posts previos, suelo tener bastante suerte con las casas en las que termino en el extranjero. Las dueñas suelen tratarme bien y hacerme favores incluso. Las casas no están mal situadas (tampoco son las mejores del mundo pero bueno) y mis habitaciones están bastante bien.
Sin embargo, siempre tengo algún compañero de piso o de cuarto loco. No es mi novio. Esta vez es el del cuarto de al lado. En realidad por el momento no ha hecho nada malo, pero debe ser muy reservado o muy independiente y pasa bastante de nosotros.
Al principio simplemente pensaba que era casualidad que cuando nosotros saliéramos él estuviera en su cuarto y que cuando nosotros estuviéramos en el cuarto, solamente entonces él estuviera fuera, pero ya creo que las casualidades no existen. A la hora del desayuno, donde todo el mundo va con prisa, da la casualidad de que cuando vas al baño él está en su cuarto durante el tiempo que estás en el pasillo y sale cuando estás dentro del baño. Justo cuando sales del baño, escuchas como su puerta se cierra con él dentro. Si vuelves a salir a los 2 minutos se repite la operación. Tiene gracia, ¿no?
Recordaremos para siempre a la alemana loca, Katrina, que se paseaba por la casa en tanga y se echaba el desodorante en mi cara a las 7 de la mañana, y a la taiwanesa, Mary, que hablaba por teléfono y lloraba a las 4 de la mañana.
A lo mejor para ellos, nosotros somos los raros. Al menos, este es limpio.
Respeto hacia los compañeros de piso reservados. Si yo me hubiese ido de erasmus o algo de eso, seguro que me habría comportado tal que así.
ResponderEliminarjajaja, sí, está mucho mejor así; mucho mejor que uno sucio, ruidoso o cualquier cosa peor ajjajajaaj
ResponderEliminarlos mejores del mundo, los compañeros fantasma