viernes, 24 de agosto de 2012

Tapones para los oídos (mis salvadores)

No sé cómo se me ha podido pasar por alto no comentar nada acerca de esa pequeñita masa de cera que me ha permitido dormir todas las noches (y mañanas) a pesar de fiestas en el piso de abajo, ronquidos, gritos de niños, elefantes a las 6am y ruidos de platos pocos minutos después.

Todo el que diga que no puede dormir por cualquier ruido, le recomiendo que los pruebe. Yo al principio pensaba que tenía que ser incomodísimo y que seguro que se caían por las noches y se te pegaban en la cara o cualquier cosa peor, pero nada más lejos. ¡Son perfectos! Y FUNCIONAN.

Una roommate de London tenía este problema (debido a los ronquidos de otro que dormía en el piso de arriba -imaginad-), y me dijo que se lo había planteado seriamente, pero que no se atrevía a ponérselos porque tal vez no oía el despertador para ir a trabajar y no podía permitirse quedarse dormida. Yo por aquella época todavía no los había probado, así que supuse que ella tenía razón y que de verdad podías no despertarte. Sin embargo, ahora que llevo tanto tiempo probándolos, puedo decir que no es cierto. Es verdad que se oye un poco más bajito, pero te despierta igualmente. La única diferencia es que cuando te despiertas, te quedas 2 segundos pensando "¿Qué será ese pí pí si yo estoy en Jamaica?". Pero, por desgracia vuelves a la realidad y te das cuenta de que es la hora de levantarse y correr al autobús.

Gracias, Andrea, por mostrarme esta bendición del cielo.

Ahora, voy a probar un nuevo material para tapones de los oídos: la silicona. Veremos si son tan buenos como los de cera. Se parecen a los de esta foto:




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